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La desechabilidad de lo digital

Sé y doy cátedra de "contenidos digitales". No sólo en lo teórico; sino, también, desde la creación (como lector o lectora de esta página ya te habrás dado cuenta). Sin embargo, como objeto lo abrazo con amor y desconfianza. Recuerdo que hace muchos años, muchísimos años, veía películas en VHS, y siempre las vi completas, a pesar de la paupérrima calidad de imagen o de que la misma película fuese un bodrio infumable. Ahora no pasa lo mismo. Con las plataformas de streaming, las dinámicas cambian. Antes el objeto —el cartucho— se palpaba y era una pieza con la potencialidad para convertirse de colección; pero ahora es inmaterial... fantasmal. Si en los primeros minutos —o segundos, ¡así es el nivel de ansiedad actual!— sospechas que la película no te gustará, el cambio está a un clic de distancia. Y así con todo: música, cómics, literatura. De este modo, el contenido digital —ahora más inmaterial que nunca— se vuelve fácilmente desechable. De este modo, el contenido digital —ahora más programable que nunca— pierde el estatus de obra artística para ser una cosa fácil de crear y fácil de desechar.


Este "contenido digital" —una fotografía tomada con un teléfono móvil— ejemplifica su desechabilidad. El objeto real, o sea, la pintura en la pared, se desecha, sólo si alguien se toma la molestia de destruirla, y no es fácil hacerlo... hay que tener una mente retorcida para intentarlo. Habría que repintar —gasto de tiempo y dinero— o romper la pared con un mazo —gasto de tiempo y fuerza bruta—; mientras que desechar la imagen es tan sencillo como mover el mouse y tirar el archivo al ícono de la papelera. Desde luego, puede que no se elimine, lo digital y peor aún si está en la nube, resiste más que una garrapata —¿Has matado alguna? ¡Las endemoniadas son duras de matar!—; ¡ejem…! prosigamos… En últimas, a pesar de que lo digital es difícil de eliminar; sí puede ser fácilmente desechado.

Entonces, si lo digital tiene de cuna un hedor a desechable, ¿vale la pena "crear" en digital? Y peor aún ahora que las inteligencias artificiales se aventuran a simular la creatividad, ¿tendrá sentido que el ser humano cree arte?

Hace unos días respondí a una pregunta que hicieron en un grupo de escritores en Facebook: "Ghostwriters, Sí, o Ghostwriters, No? ¿Es legal contratar un Ghostwriter o es ilegal?" No sé si sabes qué es un Ghostwriter. No es un cazafantasma👻, sino un escritor al que contratan para que escriba a nombre de otra persona; en otras palabras, sí, es posible que hayas leído un libro de un autor que no es el verdadero autor; probablemente, dio la idea, pero el libro no lo escribió. A modo de confesión: uno de mis primeros trabajos fue de Ghostwriter. En la universidad, me pagaban por escribir trabajos de grado. Como entenderás el Ghostwriter debe ser muy discreto. Así que soy bueno guardando secretos🤫. Al final, mi respuesta fue: "Obvio que no es ilegal, pero contratar a alguien para que escriba por uno le quita toda la gracia a la escritura". De esto último se trata todo. No escribo por la fortuna y la gloria —para eso mejor monto un supermercado—, escribo porque me gusta. Simplemente, por eso. Si alguien me lee, pues, chévere; sino, ¿qué le voy hacer?

*   *   *

Sigamos con lo de las inteligencias artificiales...


¡Lo sé!, es como lo del sonsonete musical de Shakira tras su divorcio, y no la critico por la reiterada temática de sus canciones; por el contrario, la entiendo. Ella es artista, y canta de lo que sabe y siente: despecho y cachos. Es decir, ¿de qué habla un artista? o ¿de qué trata la obra de un artista?, pues, de sus sentimientos. Si está triste, ¿cómo su obra no va a reflejar tal sentimiento? Esto es algo que una máquina no lograría procesar del todo, se trata de algo muy interno del ser humano, se halla en otro plano, no programable; inclusive, tener sentimientos es hasta contraproducente. Alguien triste es vulnerable y ¿quién o qué en su sano juicio quiere estar así? Los seres humanos no tenemos un suiche de tristeza o alegría. Si estamos tristes, pasará un corto o larguísimo tiempo hasta que nos recuperemos. ¡Así es la vida! Y como en las redes sociales cada quien opina lo que quiera, por ahí alguien escribió: "¡Qué pereza das, Shakira!", y aquí vuelvo a lo mismo: ¿ella qué le va hacer? Quizá, cuando consiga a un madurito fiel y romántico, cantará sobre lo bueno que es el amor. Por ahora, habrá qué esperar.

De este modo…

1) ¿Vale la pena crear digitalmente a pesar de la desechabilidad de lo digital?

Respuesta: Sí, pues, lo importante aquí es que ese "contenido digital", sea una obra de arte para ti.

2) ¿Tendrá sentido que el ser humano cree arte en pleno auge invasión de las inteligencias artificiales?

Respuesta: Sí, puede ser que las inteligencias artificiales "creen" algo mejor, no todos somos un Picasso, Gabo o Mozart; pero, para algunos que somos muchos, la obra artística es el resultado obtenido luego de un proceso en el que expresamos y materializamos nuestros sentimientos como seres humanos; y en consecuencia, si los demás piensan que si lo que uno hace —o hago— es arte o no, realmente me importa un bledo.

Y tú... ¿qué opinas?

Por Diego Darío López Mera
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