"Escribiendo" un cuento con ChatGPT
Comenzaré diciendo que es complicado... estresante... frustrante... utilizar ChatGPT en la escritura de relatos. A mediados de enero del 2023, lo utilicé en tres ocasiones: en la primera, inicié la conversación utilizando un comentario a raíz del capítulo de un libro de programación que "escribí" con "ayuda" de ChatGPT. El comentario fue: "ChatGPT no escribe textos ni interesantes ni apasionados", así que inicié la conversación con: "escribe un cuento interesante y apasionado". ChatGPT entró en lugares comunes, específicamente escribió una floja historia de amor, y no logré sacarlo de ese agujero negro. La segunda vez también fue un fracaso. Y en la tercera ocasión, intenté hacer una reescritura del cuento de la Caperucita Roja y algo salió, pero... fue un proceso engorroso.
En total, dediqué dos horas y media... y ChatGPT no despegó.
Pero, desde luego, hablo del ChatGPT de enero del 2023, y habrá que esperar que nos depara el futuro con esta tecnología.
Aquí consigno lo que logre en ese tiempo y adjunto este txt de la conversación completa que tuve con ChatGPT:
La Caperucita Roja por ChatGPT
Con una sonrisa en su rostro y un gran deseo de sorprender a su hija, la mamá de Caperucita se disponía a cocinar una deliciosa torta de chocolate para su cumpleaños, pero cuando fue a buscar el chocolate en la despensa descubrió que un ratón se lo había robado.
Caperucita, al ver que su mamá estaba triste, decidió ayudarla. Se dio cuenta de que el ratón debía de estar alimentándose en alguna parte cercana, entonces ella comenzó a investigar y descubrió un agujero en la pared que el ratón estaba utilizando como entrada y salida.
Caperucita decide no lastimar al ratón, en su lugar decide usar su ingenio para recuperar el chocolate. Toma un trozo de queso y lo coloca en un lugar donde el ratón pueda verlo, pero no pueda alcanzarlo. Lo coloca cerca del agujero, el ratón al ver el queso se acerca y comienza a comer, mientras lo hace, Caperucita coloca un recipiente debajo del agujero y el ratón al intentar alcanzar el chocolate cae dentro del recipiente. Caperucita cierra el recipiente y lo lleva lejos del hogar, dejando al ratón en libertad.
Con el chocolate recuperado, la mamá de Caperucita pudo finalmente cocinar la torta de chocolate para su hija. Caperucita mientras saboreaba cada bocado, tuvo una idea: quería llevarle un pedazo de la torta a su abuela, quien vivía en otro pueblo.
Su madre estaba encantada de la idea y rápidamente se ofreció a ayudarla. Antes de salir, Caperucita se vistió con una caperuza roja, que le daba un toque mágico a su traje. Primero, su madre le ayudó a envolver cuidadosamente el pedazo de torta en papel aluminio para que pudiera transportarlo sin problemas. Luego, le dio instrucciones sobre cómo llegar al pueblo de la abuela y le proporcionó dinero para el viaje en caso de que necesitara comprar algo en el camino.
Además, su madre le dio algunos consejos sobre cómo comportarse en caso de encontrarse con algún peligro en el camino, como animales salvajes o personas poco confiables. Caperucita se sentía segura y preparada gracias al apoyo de su madre. Con la torta en mano y el consejo de su madre en mente, Caperucita emprendió el viaje con entusiasmo, lista para llevar una sorpresa dulce a su abuela.
Sin embargo, en el camino, mientras caminaba por el bosque, se encontró con un lobo. Caperucita se quedó petrificada al ver al animal salvaje frente a ella, no sabía si huir o enfrentarlo.
Recordó el consejo de su madre sobre cómo comportarse en caso de encontrarse con animales salvajes, y decidió mantener la calma y no mostrar miedo. Sabía que muchas veces los animales salvajes atacan cuando se sienten amenazados, así que decidió darle la espalda al lobo y caminar lentamente lejos de él, sin volver la vista atrás. Afortunadamente, el animal salvaje no la atacó y ella pudo continuar su camino hacia el pueblo de su abuela con seguridad.
Caperucita caminaba lentamente lejos del animal salvaje, cuando de repente escuchó una voz detrás de ella. Era el lobo, que la llamaba por su nombre. Caperucita se detuvo y se dio la vuelta con precaución, notando que el animal salvaje parecía curioso y no agresivo.
—¿A dónde vas, Caperucita? —preguntó el lobo con una voz amigable.
Caperucita se sorprendió al escuchar al animal hablar, pero decidió responder con honestidad.
Caperucita, al ver que su mamá estaba triste, decidió ayudarla. Se dio cuenta de que el ratón debía de estar alimentándose en alguna parte cercana, entonces ella comenzó a investigar y descubrió un agujero en la pared que el ratón estaba utilizando como entrada y salida.
Caperucita decide no lastimar al ratón, en su lugar decide usar su ingenio para recuperar el chocolate. Toma un trozo de queso y lo coloca en un lugar donde el ratón pueda verlo, pero no pueda alcanzarlo. Lo coloca cerca del agujero, el ratón al ver el queso se acerca y comienza a comer, mientras lo hace, Caperucita coloca un recipiente debajo del agujero y el ratón al intentar alcanzar el chocolate cae dentro del recipiente. Caperucita cierra el recipiente y lo lleva lejos del hogar, dejando al ratón en libertad.
Con el chocolate recuperado, la mamá de Caperucita pudo finalmente cocinar la torta de chocolate para su hija. Caperucita mientras saboreaba cada bocado, tuvo una idea: quería llevarle un pedazo de la torta a su abuela, quien vivía en otro pueblo.
Su madre estaba encantada de la idea y rápidamente se ofreció a ayudarla. Antes de salir, Caperucita se vistió con una caperuza roja, que le daba un toque mágico a su traje. Primero, su madre le ayudó a envolver cuidadosamente el pedazo de torta en papel aluminio para que pudiera transportarlo sin problemas. Luego, le dio instrucciones sobre cómo llegar al pueblo de la abuela y le proporcionó dinero para el viaje en caso de que necesitara comprar algo en el camino.
Además, su madre le dio algunos consejos sobre cómo comportarse en caso de encontrarse con algún peligro en el camino, como animales salvajes o personas poco confiables. Caperucita se sentía segura y preparada gracias al apoyo de su madre. Con la torta en mano y el consejo de su madre en mente, Caperucita emprendió el viaje con entusiasmo, lista para llevar una sorpresa dulce a su abuela.
Sin embargo, en el camino, mientras caminaba por el bosque, se encontró con un lobo. Caperucita se quedó petrificada al ver al animal salvaje frente a ella, no sabía si huir o enfrentarlo.
Recordó el consejo de su madre sobre cómo comportarse en caso de encontrarse con animales salvajes, y decidió mantener la calma y no mostrar miedo. Sabía que muchas veces los animales salvajes atacan cuando se sienten amenazados, así que decidió darle la espalda al lobo y caminar lentamente lejos de él, sin volver la vista atrás. Afortunadamente, el animal salvaje no la atacó y ella pudo continuar su camino hacia el pueblo de su abuela con seguridad.
Caperucita caminaba lentamente lejos del animal salvaje, cuando de repente escuchó una voz detrás de ella. Era el lobo, que la llamaba por su nombre. Caperucita se detuvo y se dio la vuelta con precaución, notando que el animal salvaje parecía curioso y no agresivo.
—¿A dónde vas, Caperucita? —preguntó el lobo con una voz amigable.
Caperucita se sorprendió al escuchar al animal hablar, pero decidió responder con honestidad.
—Estoy yendo a visitar a mi abuela en otro pueblo— dijo.
—¿Llevas algo con vos? —preguntó el lobo.
Caperucita mostró la torta envuelta en papel aluminio que llevaba consigo.
—Llevo un pedazo de torta de chocolate para mi abuela— dijo con una sonrisa.
El lobo se acercó a ella y olisqueó el paquete con curiosidad.
—Espero que tu abuela disfrute la torta —dijo el animal salvaje. —Deberías irte ahora, antes de que oscurezca. Buen viaje, Caperucita.
Caperucita se despidió del lobo y continuó su camino hacia el pueblo de su abuela, agradecida por haber salido ilesa de su encuentro con el animal salvaje y con una historia increíble para contarle a su abuela.
El lobo sabía donde estaba la cabaña de la abuela de la Caperucita. Decidió engañar a la anciana para poder entrar en la cabaña y vivir allí. Consiguió un traje de vendedor de planes de telefonía móvil, una corbata, y un maletín con información sobre los planes de telefonía. También se aseguró de tener un falso identificación y tarjetas de visita para parecer más creíble. La anciana, quien no tenía un teléfono móvil, aceptó la oferta y lo invitó a entrar a su cabaña para hablar de los detalles del contrato.
—¿Llevas algo con vos? —preguntó el lobo.
Caperucita mostró la torta envuelta en papel aluminio que llevaba consigo.
—Llevo un pedazo de torta de chocolate para mi abuela— dijo con una sonrisa.
El lobo se acercó a ella y olisqueó el paquete con curiosidad.
—Espero que tu abuela disfrute la torta —dijo el animal salvaje. —Deberías irte ahora, antes de que oscurezca. Buen viaje, Caperucita.
Caperucita se despidió del lobo y continuó su camino hacia el pueblo de su abuela, agradecida por haber salido ilesa de su encuentro con el animal salvaje y con una historia increíble para contarle a su abuela.
El lobo sabía donde estaba la cabaña de la abuela de la Caperucita. Decidió engañar a la anciana para poder entrar en la cabaña y vivir allí. Consiguió un traje de vendedor de planes de telefonía móvil, una corbata, y un maletín con información sobre los planes de telefonía. También se aseguró de tener un falso identificación y tarjetas de visita para parecer más creíble. La anciana, quien no tenía un teléfono móvil, aceptó la oferta y lo invitó a entrar a su cabaña para hablar de los detalles del contrato.
Una vez adentro, el lobo comenzó a hablar con la abuela de Caperucita, preguntándole sobre su vida y sus pertenencias. La anciana, que era muy amable, le mostró todas sus cosas y le contó historias sobre su familia. El lobo, mientras tanto, planeaba su próximo movimiento. Finalmente, cuando la anciana se quedó dormida, el lobo devoró a la anciana.
FIN...
Aquí está una versión del cuento de La Caperucita Roja —sin Inteligencia Artificiales, ¡claro está!— que escribí hace un buen rato.
Para generar la imagen utilicé Stable Diffusion y la entrada: "Red Riding Hood and the Wolf"
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