Estuve en Caliwood, un museo dedicado al cine y ubicado en Cali. Hay cámaras, proyectores, moviolas, cintas y un sinnúmero de aparatos y máquinas relacionadas con el cine. Lo destacable del sitio es que varios de estos artefactos funcionan y nos hicieron la demostración de alguno de ellos.

Empezaron con uno de los proyectores de cintas de 35 milímetros. La máquina que nos mostraron no usa bombillas para proyectar la película, sino un par de lapices de cobre que echan chispas, creando una luz intensa que luego se concentra por medio de un espejo cóncavo hacia la cinta en movimiento. ¡Ciencia e ingeniería en su máximo esplendor! Exactamente, no nos hicieron la demostración de estos lapices; sino de la cinta rodando de un carrete al otro a 24 fotogramas por segundo, mientras se escuchaba el sonido cíclico del obturador.

También nos enseñaron un perfecscopio, un antecesor del View-Master o del Oculus Rift. Éste es un visor estereoscopio en madera de inicios del siglo XX. Así que todos tuvimos la oportunidad de ver el efecto de profundidad y perspectiva en una fotografía en blanco y negro.

Al final, fuimos a una salita de cine y vimos varios cortometrajes —no vídeos, sino films— proyectados en una máquina de cine de 8 milímetros.







Y desde luego no faltaron las anécdotas y nos contaron varias. Hubo una que me llamó más la atención y es la que está detrás de la historia de este póster.


Se trata de la película colombiana Cóndores no entierran todos los días de Francisco Norden (1983). Cuenta el director de Caliwood que el mismo Norden le explicó el porqué el hombre que aparece en el póster francés no es el protagonista ni ninguno de los actores que participaron en la película. Según la rocambolesca anécdota, una de las condiciones que puso el distribuidor francés para que la película se pudiese estrenar en ese país fue que él apareciera en el póster. ¡Así de simple! No foto mía, no película en Francia. ¡Alucinante!

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P.D. Agradecimiento a los de Radioescom y felicitaciones por su cumpleaños