Receta del coctel para un cine en crisis: mezcle todo, agite fuerte y grite ¡acción!
Partamos de algo básico: el cine siempre ha vivido en una crisis que parece querer borrarlo del mapa. En principio, hacer cine es caro. No es como sentarte a escribir un cuento o ponerte a pintar un cuadro, en el que le puedes dedicar unas horas de tu tiempo libre y los materiales suelen no ser tan costosos. El cine no es barato, ni fácil de gestionar, para nada. Las películas de bajo presupuesto no es que cuesten poco: simplemente recortan donde pueden. La gente cobra poco o nada, todos terminan haciendo de todo y se consigue lo que se pueda gratis. Así es como "abaratan", no porque hacer cine sea realmente barato.
Primer ingrediente para la crisis: El cine es un arte caro.
Segundo ingrediente para la crisis: El cine es un negocio riesgoso.
Y con esos dos primeros ingredientes iniciamos el coctel de la crisis.

Cada vez que aparece un nuevo medio, el cine recibe un golpe.
Tercer ingrediente para la crisis: Los nuevos medios compiten con el cine.
Pero no son sólo los nuevos medios, a veces llegan tecnologías que cuestionan el significado del cine. Esta vez es el turno de la IA para poner las cosas patas arriba.
Cuarto ingrediente para la crisis: Las nuevas tecnologías cuestionan el significado del cine, del artista y del autor.
Primer ingrediente para la crisis: El cine es un arte caro.
Segundo ingrediente para la crisis: El cine es un negocio riesgoso.
Y con esos dos primeros ingredientes iniciamos el coctel de la crisis.

Cada vez que aparece un nuevo medio, el cine recibe un golpe.
Tercer ingrediente para la crisis: Los nuevos medios compiten con el cine.
Pero no son sólo los nuevos medios, a veces llegan tecnologías que cuestionan el significado del cine. Esta vez es el turno de la IA para poner las cosas patas arriba.
Cuarto ingrediente para la crisis: Las nuevas tecnologías cuestionan el significado del cine, del artista y del autor.
Y claro, está el factor cultural. Cada generación trae su propia manera de ver el mundo, con otros gustos, otras obsesiones y otros ídolos. Esta es la generación de los smartphones, y poco podemos hacer para soltarlos. Estamos también en los tiempos de los que exigen buenas historias… pero solo si pueden ver la película sin moverse de la casa.
Quinto ingrediente para la crisis: El ignoramiento de la sala de cine
Y, por supuesto, si la mayoría de las salas son acaparadas por una Blanca Nieves que pocos quisieron ver, pero que tiene un padrino poderoso y roedor, ¿con qué ánimos va a ir alguien al cine?
Sexto ingrediente para la crisis: El dominio de Hollywood sobre las salas de cine.
Aunque queda un último ingrediente, uno más… digamos, X. Hace un tiempo publiqué una novela sobre un director atrapado en una conspiración de tecnología de control mental. Y es que, seamos honestos, el mundo está lleno de secretos. Quién quita que por ahí se esté confabulando un nuevo orden mundial que quiera meter mano en el cine… y en nosotros también.
Séptimo ingrediente para la crisis: El Ingrediente X.

Gremlins © ¿Warner Bros o Netflix?
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