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Las tomas eliminadas del cazador del arca de la alianza

Indiana Jones

Hay películas que si tienes la oportunidad de volverlas a ver, no lo dudas y le sacas un tiempo. Raiders of the lost ark es una de esas películas tan especiales que las llevas en el corazón, al menos para mí. Imitada, aunque no superada. Nominada a varios Oscars, aunque no ganó a mejor película. Tuvo su remake, uno muy asombroso y un ejemplo de inocencia y persistencia. Unos niños encandilados por el espectáculo que vieron en la sala de cine, por allá en los ochentas, hicieron un remake casero, protagonizados por ellos mismos. Se demoraron más de treinta años en terminarlo. La última escena la grabaron ya adultos, en el 2014, tras financiarla a través de una campaña de crowdfunding

También tuve la fortuna de verla en su momento en una sala de cine. Realmente estaba muy pequeño y los recuerdos se difuminaron hasta que la olvidé... no por completo, desde luego. Hubo un recuerdo que se mantuvo, aunque no sabía si era producto de un sueño: el de un aventurero escapando de una roca rodante dentro de una cueva.

Años después, me enteraría que se llamaba Indiana Jones.

Hace unos días la volví a ver por enésima vez, y luego Youtube se enteró de que la había visto y me recomendó un vídeo de tomas eliminadas.

Así que me pregunté: "¿qué pudo llevar a su director y montajista a eliminar tales tomas?"

Aquí algunas suposiciones:


1. El primer encuentro de Indiana con Marion.

Marion gana una apuesta por beber alcohol. Está sola, no se entera de que Indiana entra al bar y eso muestra la toma eliminada.


Sin embargo, la seleccionada tiene un elemento adicional potente: Indiana y Marion tuvieron una relación sentimental, una muy pésima, a decir verdad, y de un momento a otro Indiana aparece como una gran sombra en la pared... como una presencia que regresa del pasado.



2. El beso.

Hubo fuego, sí; pero, siendo sinceros, las heridas no sanan rápidamente en relaciones turbulentas, hay odios y rencores reprimidos a pesar de que la llama siga viva; además, hace años que no se ven, y nadie (o bueno, casi nadie) puede aparecer un día cualquiera y decir: "¡Ey, qué tal... pasaba por aquí... por Nepal!, ¿me das un besito?" y esperar a que te traten como si nada malo hubiese pasado.



3. El Látigo versus La Espada.

Algunos dicen que la idea se le ocurrió a Harrison Ford; aunque Spielberg, en una entrevista, se proclama como el autor intelectual. Lo cierto es que no estaba escrito en el guión y fue un chispazo mágicamente cinematográfico. Aunque, la verdad, creo que el director se pasó de explotador e insistió: "¡Vamos, Harry, una tomita más, que aquí tenemos un retrete portátil, por si acaso!"

Se rodaron unas cuantas tomas del látigo versus la espada... muy sosas... por cierto.


Sí, lo mejor fue disparar y ya.



4. Cuando Sallah se hace el chistoso.

El problema más grave no es que Sallah se comporte como el Chavo del Ocho y manche las camisas de los oficiales nazis. Tampoco el problema es que después los nazis se enteren de que Sallah ayudó a Indiana a encontrar el arca. El problema es que esos dos eventos se unan y que, después, veamos a Sallah corriendo como perro por su casa por un campamento repleto de nazis. ¡Muy extraño!, ¿cierto? Habría mucho rencor nazi acumulado... rencor nazi incompetente y acumulado para ser más exactos... y si algo tienen los nazis de Hitler (y de Schindler's List) es que no se andan por las ramas.



5. Una mala actuación.

Indiana Jones escapa del Pozo de las Almas y es descubierto por un trabajador que recién había abierto un agujero en la pared. La gracia de esta toma es que se supone que no debería haber nadie en el interior... ¡claro! excepto momias y algún que otro tesoro egipcio o tunecino; pero ¿el trabajador qué encuentra? A un hombre de sombrero y chaqueta empolvadas.

Si esta toma fue eliminada, debió ser por la actuación del trabajador que uno no sabe si está asustado, si tiene problemas de visión o si está drogado. Al final, eso sí, le da un patatús.



6. La escena del periscopio.

Esta escena aparece en el guión y en la novelización de la película. Interesante de leer, pero cuestionable al ver.

Indiana Jones, obviamente, es una exageración del héroe cinematográfico. No es Superman, pero tiene más vidas que un gato. Sin embargo, debe existir un correcto equilibrio entre la fantasía contada por la película y esos "clics" que resuenan en el cerebro del espectador cada vez que no se crea lo que ve.

El truco: tratar que esos "clics" suenen muy pasito y ojalá se ahoguen en medio del sonido Dolby.

La escena del periscopio cuestionaría las probabilidades de sobrevivencia de un hombre encima de un submarino en movimiento y rechinaría en la cabeza de cualquiera... iba a ser una alarma que dispararía ese clic con la bulla de una matraca.


¿Y el sombrero?


Todas las imágenes de esta publicación le pertenecen a Disney.

Por Diego Darío López Mera
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